Este reflexion fue publicado como parte de La Guía de Reflexión para la Cuaresma 2022: Sostener la dignidad humana, promover los derechos humanos.

“El mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan.”
- Romanos 10: 11-12

El tiempo de Cuaresma nos ofrece la oportunidad de preparar nuestros corazones para la alegría de la Pascua. En este tiempo, estamos invitados a examinar nuestras vidas para ver en qué hemos fallado en nuestra vocación de amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y alma, y de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pedimos, humildemente, a Dios la gracia de amar más plenamente.
 
En la primera lectura de este domingo, Moisés recuerda la fidelidad de Dios a los israelitas cuando estaban oprimidos en Egipto. En la segunda lectura, San Pablo le recuerda a la comunidad cristiana romana que todos los creyentes son radicalmente iguales ante Dios. En el Evangelio, Jesús rechaza las tentaciones del diablo en el desierto. Las tres lecturas nos invitan a recordar quiénes somos a los ojos de Dios y nuestra llamada para amar a Dios a cambio.
 
Al mirar hacia el interior para examinar nuestros corazones y recordar nuestra identidad y misión como cristianos, también podemos mirar hacia el exterior para ver cómo nuestra incapacidad de amar a Dios plenamente se manifiesta en la sociedad. Una grave tentación a la que nos enfrentamos como comunidad global es la de valorar unas vidas más que otras, negar la dignidad y el valor fundamentales de cada persona humana. En todo el mundo, la dignidad humana es negada y profanada a través de la violencia de la guerra, la pobreza desesperada y la degradación del medio ambiente.  

La tradición católica afirma que una parte esencial del trabajo de los cristianos es proclamar la dignidad fundamental de cada persona como fueron creados en la imagen de Dios. Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia ha reconocido que la promoción de la dignidad humana implica trabajar para proteger los derechos humanos, que la Iglesia entiende que son las condiciones y materiales mínimos que toda persona humana necesita para vivir decentemente, en base de su dignidad inherente. 
 
Los obispos católicos de EE.UU. escriben: “La tradición católica enseña que se puede proteger la dignidad humana y se puede establecer una comunidad saludable sólo si se respetan los derechos humanos y se cumple con los deberes. Por lo tanto, toda persona tiene un derecho fundamental a la vida y un derecho a todo lo necesario para vivir con decencia.”
 
En la tradición católica, se entiende que los derechos humanos se corresponden con las responsabilidades. Cada persona tiene derecho a las condiciones que le permitan vivir decentemente y una responsabilidad ante el prójimo, la familia y la sociedad de ayudar a satisfacer los derechos y necesidades de los demás. Como cristianos, ¿estamos realmente comprometidos con la promoción de la igualdad de dignidad de todas las personas? ¿Estamos cumpliendo con nuestras responsabilidades hacia el prójimo?
 
En esta guía de reflexión para la Cuaresma, exploraremos la llamada cristiana para promover los derechos humanos por respeto de la dignidad de nuestro prójimo dada por Dios. Las lecturas de cada semana nos enseñan a examinar nuestros corazones y pedir renovación, también nos ayudan a reflexionar sobre esta parte esencial de la vocación cristiana. Exploraremos cómo los misioneros de Maryknoll viven esta llamada y reflexionaremos sobre cómo Dios nos llama a crecer como testigos del Reino de la justicia y de la paz.

Preguntas para la reflexión:

¿Qué te ayuda a crecer en la conciencia de tu propia dignidad y valor a los ojos de Dios? ¿Cómo puedes promover la dignidad humana de tu prójimo? 

Rezar

ORACIÓN POR EL DÍA DE LOS DERECHOS HUMANOS (2018)
 
Alabanza para ti, Dios fiel de la vida y la libertad. 
Dando gracias, celebramos su profundo deseo de igualdad y dignidad en medio de la diversidad.

Guíanos para que escuchemos – como uno – los gritos de los pobres y los gritos de la Tierra. Junto con los pueblos de todos los lugares y naciones, honramos el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos – que protege a las personas, defiende el bien común... y se desarrolla todavía en la historia moderna. 
 
También damos gracias por la tradición de derechos humanos de la Iglesia, que ha evolucionado a lo largo de los siglos; expresada de nuevo por el Papa San Juan XXIII; animada por muchos que han dado su vida por tu insaciable justicia. 
 
Lamentando la violencia, la indiferencia y la avaricia, rezamos y abogamos por aquellos cuyos derechos son ignorados, violados, negados... los desplazados, abusados, traficados...
 
Las Naciones Unidas; las organizaciones no gubernamentales y todos los comprometidos en paz para los derechos humanos dentro de la plenitud de tu vasta creación. Envíanos tu Espíritu vigorizante para decir la verdad y ser luz en la oscuridad. 
 
Con confianza y esperanza, oramos en el nombre de Jesús, que estuvo con los oprimidos, trayendo la Buena Noticia en su tiempo, para todos los siglos. Amén

- Hna. Roma De Robertis, SCIC ~ 2018. 

La fe en acción

En todo el mundo y en los Estados Unidos, los misioneros de Maryknoll son testigos de los impactos de la injusticia racial y de cómo el racismo conduce a la violación de los derechos humanos. Pida a su miembro del Congreso que apoye un proyecto de ley que establezca una comisión para estudiar el legado de la esclavitud: 
https://bit.ly/HR40mogc   

Ayunar

Apaga todo lo que apoye la violencia y el comportamiento degradante en la televisión, las películas e Internet. Crece en paz contigo mismo fomentando un espíritu de gratitud en lugar de centrarte en las decepciones.  
 

Experiencia misionera de Maryknoll

La Hna. Elsie Monge, MM, ha trabajado en la vanguardia del movimiento por los derechos humanos en América Latina durante muchos años. Después de ser testigo de graves violaciones de los derechos humanos en Ecuador, a finales de la década de 1970, la Hna. Elsie ayudó a fundar la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (CEDHU), una organización de sindicatos, agricultores y grupos profesionales que se centra en la educación y la promoción de los derechos humanos, de la que ahora es directora ejecutiva. Su trabajo de investigación de los abusos de los derechos humanos le ganó una nominación al Premio Nobel de la Paz en 2004. 
 
Escribe: “Lo que hacemos con las comunidades es ayudarles a tener talleres y cursos para ayudarles a mejorar sus condiciones de vida, pero también a saber cuáles son sus derechos frente al gobierno... Hay que exigir, pero también hay que vivir y respetar los derechos de los demás.  Hay que negociar.
Creo que es muy importante que la gente del mundo desarrollado de la mano al mundo en desarrollo. Eso es lo más importante, capacitar a esas personas para que se defiendan por sí mismas, y sean artífices de su propio destino. “