Este reflexión fue publicado como parte de La Guía de Reflexión para la Cuaresma 2022: Sostener la dignidad humana, promover los derechos humanos.
“Hijo mío —le dijo su padre— tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.”
- Lucas 15: 31
En el cuarto domingo de Cuaresma, escuchamos la poderosa parábola del Hijo Pródigo. En esta parábola, el menor de los hijos toma y malgasta su herencia. Al volver a casa, espera ser despreciado por su padre por su comportamiento, pero su padre lo recibe con los brazos abiertos. En respuesta al celoso y bien portado hermano mayor, el padre le explica que todo lo que posee pertenece a sus dos hijos.
Esta parábola habla de la abundancia y la generosidad de Dios. “Todo lo que tengo es tuyo,” dice el padre.
Dios nos ha dado la extraordinaria capacidad de ser administradores o cuidadores de nuestras criaturas, de amar y honrar los dones de la Tierra. Pero, en el mundo moderno, frecuentemente somos irresponsables con lo que se nos ha dado, destruyendo lo que es bueno y bello por el bien del beneficio, la comodidad y la conveniencia. Debido a que nuestra economía en el Norte global está configurada para tomar infinitamente de la Tierra sin preocuparse por sus límites, vivimos nuestras vidas contribuyendo inconscientemente a su destrucción.
¿Cuál es la respuesta? ¿Podemos liberarnos de estos ciclos que nos atrapan en una relación destructiva con la Tierra y los que dependen de ella? ¿Puede la voz de la misericordia de Dios, como la que escuchamos representada por el padre en la parábola de hoy, movernos a cambiar nuestro comportamiento?
La Hna. Patricia Ryan es presidenta de la Asociación por los Derechos Humanos y Medio Ambiente (DHUMA) en Puno, Perú, una organización de indígenas quechuas y aymaras que trabaja para proteger sus derechos sobre la tierra frente a las industrias extractivas que explotan el entorno natural que han administrado durante siglos.
La Hna. Ryan describe la destrucción de la que fueron testigos las comunidades indígenas: “[Los miembros de la comunidad aymara dijeron], ‘Por favor, vengan con nosotros. Queremos mostrarles el río.’ Llegamos a un punto en el que se vio el río; está todo contaminado. No hay duda de que viene de la contaminación causada por la mina. Luego me hablan de la muerte de su ganado a causa de la mina. Este es su medio de vida. Esta mina no sólo no aporta desarrollo, sino que no respeta los derechos de la gente ni la Madre Tierra. La mina está contaminando el agua y provocando la muerte del ganado, que es el medio de vida de las comunidades, y causando enfermedades y muerte a los pueblos indígenas.
...Los derechos de los pueblos indígenas deben ser respetados como se estipula en [la Convención de la ONU que consagra los derechos indígenas] y los derechos de la Madre Tierra, especialmente el agua, deben ser considerados sagrados. Cualquier beneficio producido debe distribuirse equitativamente, especialmente en beneficio de las necesidades básicas locales, regionales y nacionales, y cualquier actividad extractiva debe asegurar un verdadero desarrollo sostenible.”
Que hoy, la voz del padre en la parábola nos recuerda la abundante generosidad de Dios al invitarnos a ser cuidadores de la Tierra. Recordemos que los dones de la tierra pertenecen por igual a todas las personas, y que toda la vida creada es sagrada.
Preguntas para la reflexión
¿Dónde has sido testigo de la abundante generosidad de Dios? ¿Cómo puedes aceptar la invitación a cuidar responsablemente de la creación?
Rezar
Dios de toda la creación,
¡Qué espléndido y majestuoso es el mundo que creaste! Nos revela tu gloria; nos enseña sobre ti.
Cuando nos hiciste a tu imagen, nos diste este mandamiento: cuidar el mundo y todas las criaturas que hay en él, porque esta es nuestra casa común. Sin embargo, tu santa creación clama, pues nuestra casa está “oprimida y devastada”, quemada y marcada.
Ven entre nosotros para que recordemos nuestra interdependencia. Permítenos ver el rostro de tu Hijo en los que sufren por la destrucción de nuestra casa común.
Ayúdanos a ser buenos administradores que te honran en el mundo que has creado por el bien de toda la creación y por las generaciones futuras. ¡Que tu justicia reine para siempre! Amén.
- De la Guía de Estudio de Querida Amazonia de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos
La fe en acción
Pide a tus senadores y representantes que apoyen la Ley de Bosques (FOREST Act) del 2021, que ayudaría a prevenir la deforestación ilegal y los derechos de las comunidades indígenas: https://bit.ly/FORESTmogc
Ayunar
Desconecta de la tecnología. Apaga el celular, la computadora y la televisión. Utiliza ese tiempo para cuidar tu relación con Dios, con la tierra, contigo mismo y con los demás. Sal a pasear, explora la naturaleza, busca conversación con los vecinos, especialmente con los que están solos.
Experiencia como misionero de Maryknoll
“Hay 50,000 pequeñas comunidades cristianas en Kenia. A diferencia de Estados Unidos, las pequeñas comunidades cristianas de Kenia son comunidades de barrio, familias y vecinos que se reúnen semanalmente para rezar. Mi pequeña comunidad se llama San Kizito, en Nairobi, que lleva el nombre de uno de los mártires ugandeses. Estamos muy conscientes del medio ambiente y sintonizamos con la ecología. Hemos estado plantando árboles en el barrio. Mucha gente recordará a la mujer keniana que ganó el Premio Nobel de la Paz por plantar árboles. También participamos en la limpieza de los vertederos del barrio. Los que hayan estado en países del Sur Global, saben cómo son los vertederos. Entonces, ¿por qué no hacerlo con la unidad de la pequeña comunidad cristiana? Nuestra acción final y favorita es promover la prohibición de ciertos tipos de plásticos en Kenia. De hecho, Kenia es uno de los líderes del mundo en esto.
“En África nos gustan los proverbios y uno de nuestros favoritos es del pueblo kikuyu de Kenia, el grupo étnico más numeroso, y dice: “Debes tratar bien a la Tierra. No te la han dado tus padres. Te la han prestado tus hijos”.
-P. JOSEPH HEALEY
Padres y Hermanos de Maryknoll
Kenya