De la Guía de reflexión para la Cuaresma de 2021: Hermanas y hermanos todos.
“Cuando se aproximaba la Pascua de los judíos, subió Jesús a Jerusalén. Y en el templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, e instalados en sus mesas a los que cambiaban dinero. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo... “
- Juan 2: 13-15
En esta tercera semana de Cuaresma, las lecturas de la Escritura se centran en el tema de los mandamientos de Dios y los pecados de la idolatría. En la primera lectura, los israelitas reciben los diez mandamientos de Dios. En el Evangelio de Juan, escuchamos la famosa historia de Jesús sacando del Templo con furia a los mercaderes codiciosos y a los que cambiaban dinero.
San Agustín llamaba famosamente a todo pecado “amor desordenado.” En palabras de San Agustín, los mandamientos de Dios nos enseñan a “poner en orden nuestros amores” para que nuestras vidas reflejen lo que Jesús, haciéndose eco de los profetas, nombró como la suma de los mandamientos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo.
Las acciones de Jesús en el Templo, en el Evangelio de hoy, nos invitan a centrarnos en un “amor desordenado”: el amor al dinero por encima del amor a Dios y al prójimo. Todos hemos escuchado el mandamiento “no robarás,” así como las palabras de Jesús en el Sermón del Monte: “No se puede servir [como amo] a Dios y a Mammón (el dinero),” y “No acumiles tus tesoros en la tierra... sino acumila tesoros en el cielo.”
En Fratelli Tutti, el Papa Francisco analiza cómo la Iglesia primitiva desarrolló una comprensión de las implicaciones sociales de las enseñanzas de Jesús sobre los bienes materiales: “En los primeros siglos de la fe cristiana, varios sabios desarrollaron un sentido universal en su reflexión sobre el destino común de los bienes creados. Esto llevaba a pensar que si alguien no tiene lo suficiente para vivir con dignidad se debe a que otro se lo está quedando … en palabras de san Gregorio Magno: ‘Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo (119).’”
La misionera laica retornada de Maryknoll Erica Olsen reconoció este principio fundacional del “destino universal de los bienes” presente en la comunidad en El Salvador: “Leonardo, un agricultor de subsistencia en Santo Domingo con una familia de 10 personas, hizo espacio para uno más en su mesa un día cuando, alrededor del mediodía, salió para encontrarse con un vendedor ambulante que pasaba por su casa. Invitó al vendedor a su casa a comer tortillas...Leonardo no se preocupó por lo que debía servir a su invitado, sino que...reconoció la dignidad del “otro” y su derecho a los frutos de la creación de Dios. Al hacerlo, fue invitado a la presencia de Dios.”
Mirando al mundo de hoy, el Papa Francisco denuncia los excesos de nuestro sistema global que permiten la riqueza bruta de unos pocos, la riqueza excesiva de muchos en los países desarrollados, y la pobreza desesperada y degradante de muchos otros. Estos desequilibrios se han intensificado con la crisis del COVID-19.
El Papa Francisco escribe en Fratelli Tutti: “La convicción del destino común de los bienes de la tierra hoy requiere que se aplique también a los países, a sus territorios y a sus posibilidades…[Si] todo ser humano es mi hermano o mi hermana, y si en realidad el mundo es de todos, no importa si alguien ha nacido aquí o si vive fuera de los límites del propio país.También mi nación es corresponsable de su desarrollo, aunque pueda cumplir esta responsabilidad de diversas maneras... ”
Empezando por nuestro propio examen de conciencia, podemos trabajar juntos para cambiar nuestras opciones y sistemas económicos para que reflejen la igual dignidad de todas las personas como fueron creadas en la imagen de Dios.
Preguntas para la reflexión:
¿Cómo me llama Dios a “poner en orden mis amores”? ¿Cómo me ha llamado Dios a compartir mis recursos con el prójimo de forma más generosa?
Rezar
Ora con este extracto de un Examen de Conciencia a la Luz de las Bienaventuranzas de Doris Donnelly, publicado por Pax Christi USA.
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
¿Temo ser pobre, en espíritu o de otra manera, y prefiero ser rico en dinero, inteligencia o influencia? ¿Es mi deseo de pobreza del espíritu congruente con mi estilo de vida?
¿Utilizo la palabra de Dios para racionalizar mi estilo de vida, o estoy dispuesto a que la palabra de Dios lo critique?
¿Me adhiero a mis propias ideas, opiniones y juicios, a veces hasta el punto de idolatría? ¿Contribuyó mi tiempo, talento y dinero a los pobres del mundo?
¿Me ocupo de examinar las causas de la pobreza en nuestro mundo y trabajo para erradicar los sistemas injustos?
Ayunar
Ayuna de hacer compras de exceso esta semana y reserva conscientemente los recursos ahorrados para los necesitados.
Actuar
Muchos países empobrecidos son aplastados bajo el peso de la deuda externa que ya tenían con las instituciones financieras internacionales, mientras intentan gestionar la nueva crisis del COVID-19. Solicite al Presidente Biden que priorice la expansión del alivio de la deuda externa para los países de escasos recursos durante la crisis del COVID-19:
http://bit.ly/DebtRelief21MOGC
Foto de una mujer del mercado peruano disponible en Pixabay: https://bit.ly/3t84c3o. Foto de desplazados internos en Sudán del Sur por cortesía de UN Photo, disponible en Flickr: http://bit.ly/3cqZ18S